En el creciente debate sobre la regulación del Alojamiento Flexible, Málaga, uno de los destinos turísticos más dinámicos de España, ha optado por un camino diferenciado. A contracorriente de otras grandes ciudades que han implementado moratorias y restricciones, el alcalde Paco de la Torre ha manifestado que la capital de la Costa del Sol no tiene planes inmediatos para establecer una moratoria sobre nuevas licencias de vivienda turística.
Esta postura subraya la preferencia del Ayuntamiento por el diálogo con el sector y la espera de un marco regulatorio más amplio y coherente. La clave reside en la inminente aprobación de un decreto por parte de la Junta de Andalucía, el cual se espera que actualice y defina las reglas del juego para la vivienda de uso turístico en toda la comunidad autónoma. Málaga, con su notable boom de apartamentos turísticos, aguardará a esta normativa regional para aplicar sus propias medidas de ordenación.
La ciudad se encuentra en una encrucijada. Con un sector hotelero que registra altos índices de ocupación y una «explosión» de viviendas turísticas que ha reconfigurado el paisaje urbano, la necesidad de una regulación es evidente. Sin embargo, la estrategia de Málaga parece inclinarse hacia un enfoque más integrador, buscando un equilibrio que permita el desarrollo turístico sin desatender las necesidades residenciales, evitando las prohibiciones directas que se han visto en otros municipios.
La Junta de Andalucía, por su parte, lleva tiempo trabajando en un decreto que actualice la normativa para las viviendas de uso turístico. Se prevé que este nuevo marco ofrezca directrices más claras y herramientas para que los ayuntamientos puedan gestionar la oferta de Alojamiento Flexible de manera más eficaz y armonizada. Una vez aprobado, el Ayuntamiento de Málaga adaptará y aplicará los requisitos necesarios, buscando soluciones consensuadas con los diferentes agentes implicados.
Esta aproximación de «diálogo y espera» por parte de Málaga contrasta con la celeridad y la contundencia de las medidas adoptadas en otros puntos del país. La capital malagueña parece apostar por una solución sectorial y con base regional, que busca la sostenibilidad del modelo turístico y la convivencia en el entorno urbano, evitando decisiones unilaterales que puedan generar mayor incertidumbre o fricción en un sector económico clave.