Mientras el sector de los viajes contiene la respiración ante una posible moderación de la demanda tras el auge del «turismo de venganza» post-pandemia, el mayor propietario de bienes raíces comerciales del mundo, Blackstone, está haciendo exactamente lo contrario: una apuesta masiva y calculada por el lujo hotelero. La firma ha invertido más de 30.000 millones de dólares en acuerdos hoteleros desde el inicio de la pandemia, una señal inequívoca de su confianza en la fortaleza de este segmento.
La lógica detrás de esta estrategia contracorriente es multifacética y profundamente estratégica. En primer lugar, Blackstone confía en la resiliencia del consumidor de alto poder adquisitivo. Este perfil de viajero es menos susceptible a las fluctuaciones económicas, y su gasto en experiencias de viaje tiende a ser más estable y predecible, incluso en tiempos de incertidumbre.
Pero el pilar fundamental de su tesis inversora reside en la escasez de nueva oferta. Como señala Jonathan Gray, presidente de Blackstone, «las cifras de nueva oferta son extraordinariamente bajas… eso nos da mucha convicción». Construir un nuevo hotel de lujo en los principales destinos es un proceso largo, complejo y extremadamente caro, lastrado por la dificultad para obtener permisos y los elevados costes de construcción. Esta barrera de entrada crea una especie de «foso» protector alrededor de los activos de alta calidad existentes, haciéndolos prácticamente irremplazables y asegurando su valor a largo plazo.
El enfoque de Blackstone no está en cualquier hotel, sino en activos icónicos e irremplazables en ubicaciones prime. Su cartera incluye gigantes como Hilton y Crown Resorts en Australia, y su interés se centra en propiedades que se benefician de la sólida recuperación de los viajes de grupo y corporativos, un flujo de ingresos vital para los grandes hoteles de lujo.
Esta estrategia, que se materializa en la adquisición de activos de Flexible Accommodation de alta gama, es un testimonio de la confianza en un modelo que prioriza la calidad sobre la cantidad. Es una jugada que no solo busca capturar la demanda actual, sino también capitalizar la escasez futura, posicionando a Blackstone para dominar un segmento del mercado donde el lujo no es solo un servicio, sino una inversión sólida y duradera.