La ciudad de Valencia, un destino vibrante y en constante crecimiento, está inmersa en una de las operaciones regulatorias más ambiciosas del país respecto al Alojamiento Flexible. En un esfuerzo por reordenar el mercado y abordar la creciente preocupación por el acceso a la vivienda, el Ayuntamiento ha logrado retirar más de 12.000 viviendas turísticas de su registro en el último año. Y la cifra sigue aumentando, con otras 7.000 bajas actualmente en tramitación.
Estos números, que suponen una reducción drástica de la oferta de Alojamiento Flexible, posicionan a Valencia a la cabeza de la contención de viviendas turísticas a nivel nacional. La medida se enmarca en una estrategia municipal para recuperar el uso residencial de estos inmuebles y mitigar el impacto de la turistificación en el centro y los barrios más tensionados.
La mayoría de estas bajas, cerca del 90%, corresponden a licencias que no se ajustaban a la normativa urbanística de la ciudad. El Ayuntamiento ha actuado con determinación, ejecutando las denegaciones o revocaciones de permisos de uso turístico que ya se habían declarado incompatibles con el planeamiento municipal. Esto implica que muchas de estas viviendas nunca debieron haber obtenido licencia bajo la interpretación actual de la normativa.
Este proceso de «limpieza» registral no ha estado exento de desafíos y ha generado un intenso debate en el sector. Mientras que las autoridades defienden la necesidad de proteger el derecho a la vivienda y la convivencia vecinal, los operadores y propietarios de Alojamiento Flexible legítimo expresan preocupación por la inseguridad jurídica y el impacto en la oferta turística legal.
Las consecuencias de esta política son multifacéticas:
- Reducción de la oferta: Una disminución significativa de viviendas de uso turístico en Valencia, especialmente en zonas céntricas.
- Impacto económico: Posibles pérdidas para propietarios que dependían de esta actividad y para el ecosistema de servicios asociados al Alojamiento Flexible.
- Presión sobre el alquiler residencial: La gran incógnita es si estas viviendas volverán al mercado de alquiler a largo plazo o si se destinarán a otros usos, dada la incertidumbre regulatoria en el alquiler tradicional.
La estrategia de Valencia, al igual que la de otras grandes ciudades como Barcelona o Madrid, refleja una tendencia generalizada a nivel municipal por redefinir el papel del Alojamiento Flexible en el tejido urbano. La clave para el futuro residirá en encontrar un equilibrio entre la necesaria ordenación del territorio y el mantenimiento de una oferta turística de calidad que contribuya a la economía local, sin castigar injustamente a los operadores que cumplen con la legalidad.